Un solo Dios y tres personas distintas
Este domingo 15 de junio, tras haber celebrado al Espíritu Santo en Pentecostés, la Iglesia nos invita a centrar la mirada en un misterio que excede nuestra comprensión: la Santísima Trinidad.
Celebramos a Dios en su totalidad, como Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Tres personas distintas, una sola naturaleza.
Este es uno de los misterios centrales de nuestra fe católica. El Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, en su número 48, lo explica así:
“Las tres divinas Personas son un solo Dios porque cada una de ellas es idéntica a la plenitud de la única e indivisible naturaleza divina. Las tres son realmente distintas entre sí, por sus relaciones recíprocas: el Padre engendra al Hijo, el Hijo es engendrado por el Padre, el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo”.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.